sábado 9 de febrero de 2002

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Ayer estuvimos por aquí mirando lo que había, y se hablaba de empezar cosas nuevas, y ahora pienso que esas cosas, cuanto menos tengan que ver con las cosas que hayamos hecho, tanto mejor.

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Se desarma todo, es una experiencia frecuente para personas y sociedades, es otra de las formas en que por desaparición de lo que existe se hace lugar a cosas que estaban esperando su turno para entrar en la existencia.

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Y comprender esto nos hacer darles una oportunidad nueva, un espacio para expresarse, una recepción más amable y si no, aunque más no sea, una comprensión, un poco de paciencia con lo que se ha dado en llamar los golpes de la vida.

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Nos acompañan en el camino las personas que nos quieren y nos conocen. Pero podemos ir sabiendo que a medida que cambiemos, esa gente que nos quiere habrá de retenernos como pueda, para que sigamos igual que antes.
Como eso muchas veces no será posible, iremos dejando valiosas, detestables, cómodas o incómodas compañías por el camino, generalmente para siempre.

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Pero en cierto modo, tampoco se trata de una pérdida definitiva, porque acarreamos todas las pérdidas, las nuestras, las de los otros. No será lo mismo que antes, porque todo eso nos acompaña en otra dimensión, como un dolor de fondo, pero nunca habrá una despedida completa mientras haya memoria.
Y ni soñar con olvidar, porque no es una memoria de la mente, es una memoria que viene con el equipamiento de fábrica, con los chips, los circuitos, el cableado original, está impresa en la sangre, la carne y los huesos de todos nosotros.

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Quizás esté de más esto que voy a decir, y quizás no. Todo el tiempo vamos incorporando de nuestra propia cosecha a esa grabación monumental.
Y yo pienso que con un poco de control de calidad que haga cada uno con sus propios sueños y pensamientos, con un poco que cada uno se haga cargo de reciclar los propios aspectos tóxicos y desechables, estaríamos haciendo algo por ese conjunto que alimentamos y nos alimenta a todos, y esto que digo aquí, no tiene porqué ser verdad, pero bien podría ser una forma de percibir lo que sucede, tan buena como cualquier otra.

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Y en el viaje de soñar y soñar, la vida que vamos haciendo, si es coherente con eso, va viviendo lo mejor que puede, que no es poco.