jueves 11 de septiembre de 2003

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una muchacha contó que por fin pudo saber la verdadera razón por la que no puede mirarse a los ojos al emperador, y lo supo leyendo Linares Quintana, Segundo V.- Tratado de la Ciencia del Derecho Constitucional, Plus Ultra, T.1 Pág. 14;
Las Leyes de Manú -que juntamente con el Código de Hammurabi son las recopilaciones legislativas más antiguas del mundo- consignan: "En efecto, como cuando está privado de reyes este mundo queda trastornado de temor por todas partes, el Señor, para la conservación de todos los seres, creó a un rey. Tomando partículas eternas de la substancia Indra, de Anila, de Yama, de Surya, de Añi, de Varuna, de Chandra y de Kuvera. Y porque un rey ha sido formado con partículas sacadas de la esencia de estos dioses principales, es por lo que sobrepasa en brillo a todos los otros mortales.
Al igual del sol, quema los ojos y los corazones, y nadie en la tierra puede mirarlo de frente.
Es el fuego, el viento, el sol, el genio que preside la luna, el rey de la justicia, el dios de las riquezas, el dios de las aguas y el soberano del firmamento por su poder".
La existencia de derechos individuales no era congruente con un sistema político en el que la potencia del monarca sobrepasaba la del fuego: "El fuego no quema sino al hombre que se acerca a él imprudentemente; pero el fuego de la cólera de un rey consume a toda una familia con sus ganados y sus otros bienes".