martes 30 de septiembre de 2003

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conoció a una señora que a veces, en lugar de decir sí, o ajá, o bueno, decía m, una letra, en realidad no la conoció, la estaba conociendo
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la anciana señora casi no caminaba, de tan despacio que lo hacía;
pero para el asombro, iba por la calle sin ayuda de nadie, sólo se ayudaba con su bastón;
pero no iba sola, porque unos pocos centímetros delante de ella, al final de la correa, iba un pequeño perro, que caminaba tan lenta e imperceptiblemente como la señora, esforzándose por acompañar su paso;
en realidad nunca se sabe; quizás fuera el perro el impedido de caminar más rápido, y fuera la señora quien se esforzara por acompañar el paso de su mascota