domingo 5 de octubre de 2003

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eso no parecía ser considerado una falta por estos lugares, y entonces algunos conductores de vehículos se obstaculizaban a sí mismos notablemente la visión con objetos muy diversos colgados o pegados justo detrás del parabrisas;
algunas veces uno se preguntaba cómo esa gente podía ver lo necesario por las ventanitas de espacio que quedaban entre tanta cosa colgada y pegada;
al mismo tiempo que se lo preguntaba la última vez, se lo estaba contestando, al recordar el zumbido invariable, casi igual en ambos oídos, que lo acompañaba desde hace años como ruido de fondo y que sin embargo no le impedía oír lo que quería oír, ni ignorar el resto, incluyendo al mismo zumbido, siempre que no le prestara especial atención