Día: 11 de diciembre de 2020

Lo novelístico se funda en la busca de la trascendencia en un mundo en el que han desertado los dioses.Antología personal; Ricardo Piglia

Escribir es un intento inútil de olvidar lo que está escrito. (En esto nunca seremos suficientemente borgeanos).Antología personal; Ricardo Piglia

Gombrowicz era un completo desconocido en aquel entonces. Vivía, pobremente, en oscuras piezas de pensión. Había llegado a la Argentina casi por casualidad, en 1939, y lo sorprendió la guerra y ya no se fue.Antología personal; Ricardo Piglia

En verdad, los años de Gombrowicz en la Argentina son una alegoría del artista tan extraña como la alegoría de los manuscritos salvados de Kafka.Antología personal; Ricardo Piglia

Gombrowicz va entrando de a poco en circulación en Buenos Aires. Su centro de operaciones es la confitería Rex, en lo alto de un cine, en la calle Corrientes, donde juega al ajedrez y va ganando un grupo de iniciados (…)Antología personal; Ricardo Piglia

Gombrowicz (…) Ha empezado a anunciar a quienes puedan oírlo que es un escritor del nivel de Kafka, pero, por supuesto, todo el mundo piensa que es un farsante: nadie lo conoce, nadie lo leyó. (…)Antología personal; Ricardo Piglia

Gombrowicz (…) Además sostiene que es un conde, que su familia es aristocrática, aunque vive en la indigencia. (…)Antología personal; Ricardo Piglia

(…) Borges (…):A ese hombre, Gombrowicz, lo vi una sola vez. Él vivía muy modestamente y tenía que compartir la pieza, una azotea, con otras tres personas y entre ellas tenían que repartirse la limpieza del cubículo. (…) Antología personal; Ricardo Piglia

(…) Borges (…):ese hombre, Gombrowicz (…) les hizo creer que era conde y utilizó el siguiente argumento: los condes somos muy sucios, con esa argucia consiguió que los demás limpiaran por él. (…)Antología personal; Ricardo Piglia