miércoles 26 de noviembre de 2003

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cuando se hace el pan, hay una gran diferencia entre hacerlo con sal o hacerlo sin sal, y con cualquier comida pasa lo mismo, con la sal, o con cualquiera de los componentes, pero impresiona más con la sal;
una vez que se le puso un poquito de sal, si es que uno no se va a pasar hasta el mismo ridículo para hacerlo imposible de comer, dará más o menos lo mismo la cantidad de sal que se le ponga a la masa dentro de un rango razonable;
para los que no se mueven con recetas fijas, con todos los ingredientes se usará el más o menos esto, o el más o menos lo otro, y así hacen los cocineros y la gente común, usando la experiencia y la intuición;
y entonces hay una zona de comodidad donde uno puede hacer claramente "más o menos" lo que quiera;
y un punto, un sólo punto, imposible de conocer, ése es el problema, adonde es fácil llegar, pero del que resulta imposible volver, donde se arruina todo, o se consigue algo que puede ser único y genial, pero será, definitivamente, otra cosa