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encontrarse algún alimento vencido nos pone ante un riesgo para la salud, para alguno imposible de tolerar, para otros inexistente;
es el momento donde pesan la necesidad inmediata o la falta de ella, las ganas o no de afrontar la devolución del alimento al vendedor;
y allí se advierte lo asombroso de hacer de la decrepitud o aptitud, temas filosóficamente inasibles, cuestiones que se pudieran determinar con tal exactitud, como si burócratas y corporaciones fueran sobrehumanos
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encontrarse por las calles a gente que uno ha conocido hace muchos años y ya en ese momento no ha sido un gusto tratar con ellos, es un lujo poder fingir no haber visto y ahorrarse toda esa clase de conversación evitable por completo, y es bueno eso de fingir, mientras la otra persona está haciendo lo mismo, rogando que no la hayamos visto
