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a los que les cuesta más dar que recibir les sucede mirar a los otros a veces con sorpresa, a veces con ironía, a veces con admiración;
a los que les cuesta más recibir que dar, les ocurre ver a los otros con extrañeza, como si se apegaran demasiado a las cosas;
en realidad no se puede recibir si no hay gente que da, y no se puede dar si todos se empeñan en dar, de modo que esa gente que no se comprende bien entre sí, en realidad se está ayudando a ser como son, todo el tiempo
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las cosas más sutiles pasan por ser las más difíciles de comprender y de comunicar, y pasan por ser las más importantes muchas veces, y hasta pasan por ser urgentes, tanto, que nunca falta alguno que se tiente de comunicar las cosas sutiles a los gritos y a los palos
