martes 11 de diciembre de 2001

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Para la persona que se encuentra transitoriamente en una situación de autoridad dentro de una posición de trabajo, establecer y preservar una adecuada relación de iguales con su entorno le da la mejor base para el cumplimiento de sus objetivos, (sean estos cumplir exitosamente con su función, o meramente sobrevivir, no importa, no estamos juzgando eso). Por supuesto, estamos considerando que ninguna de las personas de la relación es completamente intratable o incorregible. Porque, en ese caso, ¿qué haríamos en tratos con gente así? Ese es otro tema, pero parece que lo mejor sería en ese supuesto pensar en salirse de allí lo antes posible, y mientras tanto, ¡tomárselo con calma!

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Depende estrictamente de cada uno de nosotros construir nuestro mundo de cada día, y podemos elegir no vernos ni sentirnos con relación a ningún otro del entorno de trabajo, en forma subordinada, especialmente cuando esto es un requisito esencial para asumir nuestra responsabilidad para expresarnos en forma creativa. Esto es importante, en especial, además, porque cada uno de nosotros quizás no pueda saber exactamente qué es, o cuál es su exacta potencialidad, pero lo que es seguro, es que es mucho más que la circunstancia específica de este transitorio momento de la vida.

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Si uno presta la suficiente atención a las señales, a los silencios, puede advertir la verdadera orfandad que se puede producir en las mentes y en los espíritus de gente con autoridad, cuando alguien les pregunta, (preguntas que no deberían hacerse jamás): ¿qué hago? o ¿cómo lo hago?, o si se les dice (¡jamás digamos eso, por favor!): no tengo nada que hacer.

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Para evitar cometer el error de colocarse voluntariamente en posición subordinada sugiero ver a la persona de autoridad como una persona comén., lo que implica darle la oportunidad de serlo, y también le alivia su tarea. Es importante hacer todo lo posible por evitar los pensamientos y expresiones tales como "mi jefe" o "mi jefa", aun en el entorno privado o familiar, expresiones que sugiero sustituir por el nombre o el apellido de la persona, o por el cargo específico en la empresa (el gerente o el director de la compañía), o bien mencionarlo como "mi contacto" (con las autoridades de la empresa), o cualquier otra expresión que podamos encontrar que pueda ser a la vez neutra y respetuosa.

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Generalmente vemos personas en posición de autoridad y nos apuramos a suponerles y atribuirles la posesión de características especiales por ese solo motivo. Prefiero pensar en las personas de autoridad (en lo posible sin que ellas lo adviertan, podrían molestarse) como simples personas, con obligaciones, temores y condicionamientos especiales derivados de su posición transitoria en la vida. La relación de autoridad se completa siempre con alguien que acepta la ficción y se coloca voluntariamente en posición subordinada. Si no hay aceptación de ambas partes el hechizo, la ilusión, no se produce.

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Si una posición de autoridad nos hace suponer que es posible ordenarle a alguien que haga algo, es porque todavía no hemos sido expuestos a la necesaria dosis de desobediencia para comprender cómo son las cosas en la realidad. Por lo menos desde el tiempo de los romanos se sabe que no es posible obligar a alguien a hacer una cosa si es que no quiere o no puede hacerla. Podemos multarlo, pegarle, matarlo, despedirlo, pero la cosa quedará sin hacerse. La experiencia demuestra que nadie hace mejor algo que si lo quiere hacer por su propia voluntad. Quizás haya que persuadirlo y motivarlo para que lo haga. Y para eso hay que poner cualidades personales en el trato, y añadir valor a la relación, con lo que todo el mundo ganaría, si estuviéramos dispuestos a ganar, lo que no siempre ocurre.

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Si una posición de autoridad nos hace pensar que sabemos más que la gente que hará el trabajo, es porque realmente no tenemos idea de cómo es que se hace ese bendito trabajo. La experiencia demuestra que hay que aprender de quienes hacen las cosas, y en especial, que hay que darles las mejores condiciones para que hagan las cosas a su manera.

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Si alguna vez nos pudiera tocar el rol de autoridad o de responsabilidad sobre una persona o sobre un grupo, lo primero sería no creernos que hay alguna cosa especial atrás de eso. Y después, sería mejor que omitiéramos del todo expresiones horribles del tipo: "¿Qué estás haciendo?", "no te pagan para pensar", "¿todavía no hiciste eso?", "¿te falta mucho?", etc.

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Son más que eso, pero en algún sentido son roles, simplemente: padre, hijo, hermano, y también empleado, gerente, presidente de algo. Roles, en algún sentido son solamente roles.

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En la vida pueden tocarnos distintos roles. Son más o menos roles según el modelo de la persona. Hay personas que en cierto sentido han tenido suerte y conocieron muy temprano el amor para toda su vida y siguieron con él. Conocieron su vocación y siguieron exitosamente con ella. Es la gente de la cual puede decirse: un día, igual a toda la vida. Hay otras personas que en cierto sentido han tenido suerte, y las cosas les han salido alternativamente bien y mal. Que han tenido que recomenzar cada vez. Es la gente de la cual puede decirse: una vida, muchas vidas.