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las personas en sus oficios se arreglan para hacer de todo lo que se considere vagamente como correspondiente al oficio, sepan del todo o no lo que están haciendo;
y normalmente la tolerancia del público hacia los técnicos asombra por su amplitud, y cuando las exigencias del público son mayores o directamente desmedidas, no tienen que ver estrictamente con la calidad de lo que se hace o de lo que se da, sino más bien con detalles formales o con cuestiones que hacen a una pretendida nota de importancia más bien corporativa o social
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la circunstancia envuelve a la persona sin considerarla para nada; como si no existiera o como si no estuviera allí
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la persona debe todo a su circunstancia, y no le debe nada
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deber algo o no deber nada a la circunstancia quizás tenga que ver más con la importancia que se le asigne al pasado que con cualquier otra cosa
