viernes 12 de agosto de 2011

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si no hubiese una ventaja indiscutible en morir, no se explicaría la obstinación implacable hacia la muerte que distingue a las formas vivas, y tampoco se explicaría la persistencia que retiene del lado de la muerte a todas las formas muertas;
y la ventaja de vivir también debe ser indiscutible, a juzgar por las muchedumbres de todas las formas y tamaños que persisten en seguir naciendo, sin asegurarse primero de tener reservas, ni nada por el estilo, y que luego se obstinan en mantenerse con vida a costa de tremendos sacrificios sin fin