sábado 1 de septiembre de 2012

*
Los Griegos; J.D.F. Kitto; Eudeba; Supongamos que apliquemos el razonamiento de Sócrates a nuestra propia época. Como suele suceder, he escrito la mayor parte de este libro sentado junto al fuego. Si yo tuviese que caminar hasta Bridgwater la semana próxima quedaría desmayado a un costado del camino; por cierto que desearía arrojar el escudo. Si fuese llamado para actuar como jurado, probablemente me excusaría, alegando que la Universidad no puede marchar sin mí. Sócrates no vacilaría en considerarme muy interesante como individuo, pero pensaría que soy un ciudadano de escaso valor y pondría mi oficio en la lista negra. De todos modos, sería riesgoso afirmar que Sócrates "despreciaba el trabajo intelectual". En realidad, lo que él fustiga no es el trabajo mecánico, sino la especialización.