viernes 20 de mayo de 2005

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entonces el abogado contó que en la audiencia el juez le preguntó al testigo cómo podía asegurar que la firma en el documento que lo obligaba a pagar una fortuna no era la suya, si ni siquiera había querido mirar ni el documento ni la firma, a lo que el audaz deudor contestó: su señoría, no necesito mirar porque los documentos que he firmado por sumas tan importantes los recuerdo perfectamente
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según lo que haya debajo de la alfombra será el ruido que la persona haga al caminar sobre ella
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mirar cosas caras sin ningún ánimo ni posibilidad de comprar, es un lujo que se puede dar la gente porque los vendedores todavía no leen la mente