23.3.2016

Luego había que decidir el interior del arcón, lo que en opinión de Margit era algo estúpido, pues su marido se había acostumbrado a estar metido en un armario congelado y no creía que fuera a esperar grandes comodidades de su breve paso por el ataúd. /Tres abuelas y un joyero de ida y vuelta; /Minna Lindgren