30.7.2019f

Stephen se dio la vuelta.
—Me marcho, Mulligan —dijo.
—Dame esa llave, Kinch —dijo Mulligan (…)
Stephen le alargó la llave. (…)
—Y dos peniques —dijo— para una pinta. Échalos ahí.
Stephen echó los dos peniques en el blando montón.
/Ulises; Joyce, traducción Valverde