20.12.2019c

—Fue precioso. Dormimos bajo los cerezos en flor.
—Genial —David sonrió.
Ella sonrió también.
—Volviendo a casa asesiné al cartero.
—No me digas —dijo David, aflojándose la corbata.
—David. Habla conmigo, por favor.
/Lucia Berlin: Una noche en el paraíso