miércoles 11 de abril de 2007

*
las personas se alteran cuando se sienten llamadas a hacer alguna cosa para resolver los gravísimos problemas que ocasionalmente aparecen y que a veces se quedan por largo tiempo o para siempre;
normalmente lo que más cuesta es advertir que los verdaderas problemas no tienen nunca solución, entendiendo por solución un final feliz y pasar a otra cosa como si nada
es lo que tan simpáticamente se expresa en el libro "Las leyes de Murphy" de Editorial Edaf;
"no se puede ganar; no se puede empatar; no se puede abandonar el juego";
a veces las personas con problemas imposibles de resolver hacen el gesto de querer hablar con alguien, pero más porque necesitan ser escuchadas que por escuchar, lo que suele confundirse con necesitar consejo
y la persona que da el consejo no pedido no alcanza a advertir que si estuviera en posición de dar consejos sería alguien con la suficiente sabiduría como para escuchar en respetuoso silencio, especialmente en los casos en que nadie sabe qué hacer