4.12.2020.8

Se despidieron. Y el polaco se alejó hacia la casa, levemente inclinado, con las manos en la espalda. Qué extraño. Parecía vivir ahí. Solo, encerrado en la casa vacía. Como si fuera el guardián del museo. Un polaco. ¿Sería posible?
Antología personal; Ricardo Piglia