23.10.2021

Encuentro intemporal (Borges y yo)
Francisco Ayala
Fotografía Luis Asín

(…)

Borges me recitó, delicado testimonio de amistad, el poema «Alhambra», que él había escrito recientemente

(…)

Grata la voz del agua
a quien abrumaron negras arenas,
Grato a la mano cóncava
el mármol circular de la columna,
Gratos los finos laberintos del agua
entre los limoneros,
Grata la música del zéjel,
Grato el amor y grata la plegaria
dirigida a un Dios que está solo,
Grato el jazmín.

Vano el alfanje
ante las largas lanzas de los muchos,
Vano ser el mejor.
Grato sentir o presentir, rey doliente,
que tus dulzuras son adioses,
que te será negada la llave,
que la cruz del infiel borrará la luna,
que la tarde que miras es la última.

(…)

Noviembre de 1977. Convocado por la UNESCO en la mansión bonaerense de Victoria Ocampo un «Diálogo de las culturas», del que Borges excusó su presencia, tuvo a bien mi amigo acudir en cambio a la recepción del Hotel Plaza donde lo vi aparecer de pronto en la sala y acercarse al rincón donde yo estaba sentado; apartados ahí los dos, tuvimos un diálogo, no como el de las culturas, que había sido burocrático y aburrido, sino muy íntimo y muy cordial, durante el cual Borges me recitó, delicado testimonio de amistad, el poema «Alhambra», que él había escrito recientemente y que yo conocía ya porque acababa de publicarse en La Nación de Buenos Aires. Es un poema, como todos los suyos, muy singular, cuya peculiaridad podría sintetizarse en la inversión de todos los términos: las delicias de Granada para un ciego no eran visuales sino auditivas y táctiles.

(…)

Encuentro intemporal (Borges y yo)
Francisco Ayala
Fotografía Luis Asín

https://cbamadrid.es/revistaminerva/articulo.php?id=80