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entonces, los gatos arreglan una puerta de hierro, la puerta de dos hojas que cierra el cuartito que oficia de lavadero debajo de la escalera que sube por el patio hacia la terraza
la puerta estaba imposible porque no se dejaba cerrar, hasta que un día empezó a cerrar suavemente por sí misma, sin causa aparente
y la causa fue que el óxido terminó cortando la bisagra inferior, y la puerta quedó lo más contenta sosteniéndose perfectamente como si nada, solamente con sus dos bisagras superiores
y los gatos fueron los encargados de mear a repetición sobre esa bisagra durante años enteros hasta que terminaron por arreglarla
de donde se puede deducir un corolario importante, y es que lo que se rompe, bien puede que esté arreglándose
siempre que los gatos puedan ayudar