miércoles 11 de marzo de 2009

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reportaje de Jorge Urien Berri a Adolfo Bioy Casares, ADNCultura, 28 de febrero de 2009
Mi criterio en general es tratar de no apenar a personas por una frivolidad mía, porque el sentimiento existe y la pena es real mientras se tiene. Ya el mundo es bastante duro. No soy sentimental, pero creo que ese pequeño sentimentalismo hay que admitirlo para que no sea tan inhospitalario el mundo.
Uno empieza a escribir porque le gusta, nada más.
Y después tiene la revelación de que escribir da… sentido a la vida. Además [conmovido], da mucha fuerza. Pienso que hasta las cosas desagradables que me pasan, si son interesantes, se transforman en algo grato porque me permiten escribir y contarlas. Me pregunto si no seré un maniático de la literatura, porque a todo el mundo le digo: "Trate de escribir, va a ver qué bueno que es". Porque creo que lo fortalece a uno… La vida es muy inexplicable… tenemos una conciencia, tenemos sueños, tenemos una verdadera vocación de inmortalidad y el cuerpo tiene una verdadera vocación de mortalidad y está continuamente mostrándonos nuestra decadencia, cómo nos vamos deshaciendo y perdiendo.
Es como tener otra vida, puede ser. Otra vida hecha con la misma vida. Agregamos cuartos a nuestra casa. A veces, a las casas de los demás. Alguna vez dije que para soportar la historia contemporánea lo mejor era escribirla. Con la vida tal vez pasa algo así. Quiero decir que si no tuviéramos el consuelo de comentarla, la vida sería más dura. Los comentadores tenemos esa suerte de ocupar nuestro pensamiento, que con la imaginación, la crítica, la ironía y el patetismo nos da siempre otros jardines para pasear y estar tranquilos.
reportaje de Jorge Urien Berri a Adolfo Bioy Casares, ADNCultura, 28 de febrero de 2009