Venecia, (…) 1833
(…) Antonio (…) se tomaba su desgracia con filosofía. Los féretros de los particulares son conducidos (…) en góndolas privadas y (…) un sacerdote en otra góndola. (…) las góndolas se asemejan a ataúdes (…).
Memorias 1848
Chateaubriand
Monreal