2.3.2023.12

(…) Tilda miraba con atención. Había que afinar mucho la vista.

—¡Ahí hay uno!

Comenzó a saltar de uno a otro, como si avanzase sobre una pasarela de piedras, sobre objetos que apenas soportaban su peso: neumáticos viejos, botas viejas (…)

A la deriva; Penelope Fitzgerald