sábado 13 de febrero de 2010

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la persona joven o de mediana edad que lucha por encontrar una manera de ganarse la vida y de sostenerse económicamente, es como si estuviera muerta, puesto que todos sus recursos están orientados, no hacia el presente, sino hacia un futuro que quisiera adivinar, y en el presente su vida no tiene existencia real, aunque la tenga;
la persona que ha tenido la oportunidad de llegar a la madurez y que, o bien tuvo la fortuna de encontrarse con medios para sostenerse sin haberlos perdido después, o bien ha tenido la fortuna de haber aprendido por las buenas o por las malas a vivir
pacíficamente con la incertidumbre económica y con la certidumbre de que tal vez nunca logrará cambiar eso;
o con la certidumbre de que cambiar eso en el fondo no es tan importante como parece;
también es como si estuviera muerta, puesto que en el agitado y largo trámite generalmente ha perdido su juventud, o sus aptitudes, o su equipamiento, o sus posibilidades internas o externas, y si todavía le quedaran ganas de divertirse, tendría que ingeniarse verdaderamente al máximo, lo que no se encuentra al alcance de cualquiera