domingo 26 de septiembre de 2010

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sería una buena idea mantener la costumbre de que alguien diga alguna cosa cuando se está por enterrar a alguien, con la expresa condición de que sea muy breve, un minuto, y la diga alguien que se exprese solamente en una lengua de una región absolutamente remota, de modo que todo lo que diga resulte por completo imposible de comprender