lunes 21 de abril de 2003

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cuando una persona tiene veinte años, todavía se puede pasar muchas horas de un viernes para un sábado tratando de copiar y falsificar por todos los medios que brinda la computación, una credencial para entrar gratis a un festival de cine;
todas esas operaciones que al final se apagaron sin brillo, lánguidamente, brindaron durante esas horas sin embargo todas las emociones del cine, como en las películas de suspenso, las policiales, las que muestran historias de esfuerzos sin sentido aparente que terminan en el fracaso;
eso pareció, pero al día siguiente hizo su entrada radiante mostrando la credencial que había fabricado y usado finalmente con éxito, y eso era también como vivir una historia de cine, de las que muestran que es posible que ganen los malos