[c262] «El miedo era una sensación que el señor Johnson desconocía del todo, exceptuando las repetidas aprensiones que tenía cuando pensaba que iba a morir» (Piozzi, Anécdotas, pág. 277). <<La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c269] «Tal es la laxitud de la conversación en las Tierras Altas que quien pregunta (…) va sabiendo cada vez menos a medida que escucha» (Johnson, Viaje a las islas occidentales, pág. 45). (…)La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c269] « (…) Los habitantes de las Tierras Altas «no están muy acostumbrados a que nadie les interrogue; (…) de modo que si bien no saben si lo que dicen es verdad, tampoco lo perciben claramente como algo falso» (…)Johnson, Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c277] (…) Campbell (…): «Thrale preguntó a Johnson qué dijo sir Joshua Reynolds de Gravámenes, no tiranos. (…) dijo el doctor, no lo ha leído. (…) pero yo nunca veo sus cuadros, de modo que él no lee mis escritos…(…)»La vida de Johnson, Boswell, Ed.Martínez-Lage
[c307] «Es eterna la esperanza del hombre en su pecho: | el hombre nunca es, sino que siempre está por ser dichoso» (Ensayo sobre el hombre, I, pág. 95). <<La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c311] «Así como generosamente confesaba que todas sus decepciones y desazones tenían origen en él mismo, detestaba que los demás se quejaran de injusticias en general» (Piozzi, Anécdotas, pág. 251). <<La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c313] «Todo lo que le pase al hombre ha pasado tantas veces que poco queda que contar o inventar» (Vida de Dryden, pág. 231). <<La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c324] Swift nunca reía. «Tenía un semblante agriado y severo, que rara vez ablandaba con una expresión de alborozo. (…)». (…)La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
[c324] La señora Piozzi deja dicho (Anécdotas, pág. 298) que «Johnson decía a veces que el tamaño del entendimiento que posea un hombre podría siempre medirse con justeza por su regocijo». (…)La vida de Samuel Johnson, James Boswell, Edición Miguel Martínez-Lage
Por la tarde encontré al doctor Johnson en el salón de la señora Williams tomando té y café con ella y con la señora Desmoulins, que también estaban enfermas. Fue una triste escena, y él no se encontraba de muy buen humor. (…)Johnson, Boswell, Ed. Martínez-Lage