miércoles 24 de marzo de 2004

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hay una cosa que no debería hacer nunca una persona que anda por la calle sin reloj y quisiera saber la hora:
acercarse a mirar la vidriera de un negocio de venta de relojes
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mientras iba cruzando la avenida le pareció que una de las señoras sentadas en la vereda del bar estaba llorando;
pero cuando pasó a su lado pudo oír primero y ver después que la señora lloraba de la risa; y entonces el pudor de evitar mirar a quien lloraba se tornó de inmediato innecesario y ridículo
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el pudor ante el llanto quizás se explique porque es más corriente y más fácil compartir las risas que los llantos, siempre que los llantos sean menos frecuentes que las risas