jueves 4 de noviembre de 2004

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la gente encuentra milagros más de lo que cree, y así, hay quien desayuna o almuerza y deja todo tirado, y cuando mira de nuevo ya no hay nada y está todo limpio; y lo mismo pasa con la ropa que deja en el piso, o con los papeles y demás cosas que olvida o abandona en cualquier parte de la casa;
también hay gente que pudiendo valerse por sí misma va cubriendo sus necesidades de todo tipo con sólo tomarlo, pedirlo o sugerirlo;
y el milagro más grande es que a personas así los milagros no les llaman la atención, y ni siquiera los agradecen, tal vez porque no los ven;
y las personas que sabiendo y sin saber, con obligación y sin ella, levantan lo que otros dejan tirado, limpian, arreglan y proveen sin recibir el mínimo agradecimiento, llenan de milagros la vida de los demás, pero quizás no la propia, que también espera en vano sus propios milagros
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se podría pensar que es mejor si se sonríe, pero a mucha gente sonreír no le sale, a veces sonreír cae pésimo, y es algo que en ciertas circunstancias así fuera por simple nerviosismo, se debería evitar cueste lo que cueste