lunes 24 de diciembre de 2001

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Dijo Confucio que la única diferencia entre el hombre sabio y el hombre común era que el hombre sabio tenía en cuenta los gérmenes de las situaciones, y en cambio, el hombre común obraba a partir de las situaciones ya manifestadas.

A mí esto de los gérmenes de las situaciones me hacía pensar además, en que antes de ponerse a hacer algo, no solamente hay que considerar la primera acción que a uno le dicta la razón o el corazón, sino que hay que obrar únicamente si uno está verdaderamente dispuesto a hacerse cargo de todas y cada una de las cosas que se siguen forzosamente de la primera acción. Es decir; si se está dispuesto a hacerse responsable de toda la secuencia.