miércoles 8 de diciembre de 2004

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el nombre de una persona, siendo algo bien significativo, y para algunos será algo esencial, todavía no parece posible que la propia persona se lo elija y punto;
no lo puede hacer, salvo situaciones muy excepcionales, y no importa que sea mayor o menor de edad, ni cuáles pudieran ser sus condiciones personales, fueran pocas o muchas;
eso quiere decir que carecemos de toda libertad al respecto, y tan tranquilos, lo que tiene su lado bien irónico, si se lo piensa un poco