miércoles 16 de marzo de 2011

*
en un hospital de ojos donde es necesario esperar muchas horas se ve
una proporción mayor de ciegos que la que se puede ver normalmente;
y entre todos esos ciegos hubo dos hombres mayores que nunca se conocieron entre sí, que pasaron tan elegantemente vestidos y con detalles especiales de
elegancia, como si los hubiese ayudado la misma persona, o mejor
todavía, como si se hubiesen preparado para salir
mirándose largamente frente al espejo