sábado 13 de octubre de 2007

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no hay que mezclar el placer con los negocios
o por lo menos eso es lo que dicen los que mezclan el placer con los negocios
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la ciega fortuna es la que convierte lo sensato en imbécil y lo imbécil en sensato,
en cambio, para convertir lo sensato en demasiado sensato y lo imbécil en demasiado imbécil, alcanza con la mera obstinación