lunes 9 de septiembre de 2002

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Los gatos tienen aptitud biológica para andar por las cornisas de las casas y para pegar saltos en lugares y distancias que nos asombran.

Pero asombra muchísimo más darnos cuenta de que tienen siempre un par de segundos para aplicar la misma casi infinita atención para hacer todas esas cosas tan peligrosas, que para subirse o bajarse del más miserable banquito.

Se puede pensar como ese gato, y no descuidarse nunca, porque no se puede diferenciar en el fondo cuáles son los riesgos chicos y cuáles son los grandes, sino hasta después que las cosas han ocurrido.