jueves 6 de marzo de 2003

*
un papel doblado en el bolsillo tenía todas la anotaciones, muchas de ellas estaban allí desde hace más de un año, sin poder decidirse a anularlas o a ponerlas en práctica;
muchas veces las soluciones salían de ese papel, y otras veces sucedía que iba arrastrando esas anotaciones sin poder resolverse a ignorarlas o desecharlas para siempre;
un día de especial revuelo ese papel con toda esa memoria desapareció, se perdió;
buscarlo, lamentarlo, echarlo de menos, desesperar, sufrir por la pérdida, nada de eso;
porque perdiendo ese papel se sentía como si hubiera perdido suavemente algo de su memoria, y eso era algo así como una forma de empezar de nuevo sin tanto equipaje
*
profesionales de lo que sea, en el ámbito de sus respectivas maestrías, deben afrontar los mismos problemas que el resto de las personas;
abogados con problemas legales personales, médicos con enfermedades, astrólogos que no pueden evitar su destino, y religiosos que no son favorecidos especialmente por Dios;
saber algo mejor que el otro en lo que sea parece ser una ventaja y no funciona de verdad como ninguna ventaja
*
gente que se dedica a la política y al manejo de los negocios del estado debiera conocer la materia de su actuación mejor que nadie, y sin embargo, ellos tampoco son inmunes a los problemas generales, y corren la suerte del resto en cierto modo, con las adaptaciones del caso;
sus vidas, las de sus allegados, estarán afectadas por las condiciones en las que quede el país víctima o beneficiario de sus actos de gobierno
*
a ese hombre que conversaba por teléfono con su madre anciana, se lo escuchaba muy atento a lo que la señora le decía, contestando los monosílabos usuales en una charla de ese tipo, hasta que de pronto expresó:
– ¡no me digas!
cuando al colgar el teléfono los que estaban allí le preguntaron qué le había dicho la madre para que él dijera eso, él dijo que no tenía la menor idea, y que le había dicho a ella que no le dijera