domingo 27 de enero de 2002

*

Cuando ayer dije que había trabajado de abogado, alguna gente se habrá asombrado de que los abogados trabajen. Yo no los culpo. Antes de ser abogado yo también fui una persona normal.

*

Cuando era una persona normal, ya hace mucho tiempo de eso, los únicos abogados que yo conocía eran Perry Mason, que andaba por la tele en una silla de ruedas, y también otro de la tele, que tenía una serie llamada Petrocelli, y vivía en una casa rodante.
Cuando pensaba si haría la universidad o no, solía decir que lo último que podría ser, sería abogado.
Entonces, mientras buscaba mi destino, vi una película clásica, Busco mi destino, creo que con Peter Fonda y el muy joven Jack Nicholson, yo no me acuerdo bien, me lo dicen cuando cuento esta historia. Al pobre Nicholson, que por entonces no tenía esa cara de loco furioso que tiene ahora, le tocaba actuar de abogado, al que le pasan varias cosas y al final lo matan mientras duerme. Y por esas cosas ridículas que tiene uno cuando busca y encuentra su destino de la manera más exótica posible, yo no sé porqué, y por inexplicable que parezca, yo mismo no puedo comprender lo que me pasó por la cabeza en ese momento, cuando vi que lo mataban mientras dormía, a mí se me ocurrió que quería ser abogado. Como ése.
Suena bien raro, pero es la verdad, aunque se piense que lo último que diría un abogado es la verdad.
Y otro disparate que pensé por esa época, fue que los abogados se levantaban tarde, y entonces sería abogado por eso también, porque no quería ser de los que se levantan temprano.
Y la verdad es que nunca dormí menos ni me levanté tan temprano como cuando me tocó estudiar y luego trabajar de abogado.

*

Pero esto de decir la verdad es bien extraordinario.
Primero porque hay que tener una especie de inclinación o escoramiento outsider o exótico para andar diciendo la verdad.
Segundo, porque la verdad suena increíble.
Porque suena a no verdad.
He tenido enormes alegrías solamente diciendo la verdad, fuera de contexto, en lugares donde todo el mundo mentía, o donde esperaban que uno mintiese como todos, por ejemplo en medio de importantísimas negociaciones.
Por ejemplo, si usted es un profesional muy importante y le hacen una pregunta técnica y usted dice, yo acerca de eso no tengo la menor idea, la gente sonríe, porque piensa que usted está bromeando, o se hace el modesto.
Y usted también sonríe, porque está diciendo la verdad.
Por lo que parece, puede tener bastante gracia decir la verdad.

*

El hombre estaba manejando por la autopista y supo que iba a morir en ese mismo momento, y dijo, ahora no, va a ser un desastre, necesito unos segundos para estacionar y no provocar una catástrofe.
No contó al pensar eso, con que interrumpir ese flujo es por toda la eternidad.
Hoy cree que cometió un error, porque no le está gustando ser inmortal.

*

Soy de los que creen que los gustos hay que dárselos en vida.
Y si son gratis, entonces mejor que sea en esta misma vida.