viernes 28 de marzo de 2003

*
en un recinto con cincuenta equipos conectados a internet, en el que la gente, pagando un precio la hora, puede navegar, o jugar en red, unos niños de no más de cinco o seis años, que son los expertos, pasean de máquina en máquina con el poder y la sabiduría que les da el saberse los hijos de los dueños del lugar, aproximándose paternalmente a cualquiera que revele su inexperiencia en el juego, tenga la edad que tenga, diciéndole frases como ésta:
nonono… hay que pegarle hasta dejarlo muerto, porque si no después te persigue