miércoles 6 de febrero de 2002

*

Porque todos pensamos en los peligros de la muerte, pero pocos piensan en los peligros de la prosperidad, que lo primero que hace es quitarte tiempo para hacer lo más importante, lo que más te gusta.

*

Y viajando en el subterráneo, venía pensando en que a veces, la publicidad dice verdades terribles, sin quererlo.

Ese cartel de loterías decía:

este puede ser tu último viaje en subte.

*

Ayer, después de la cena, me pasó algo malo, y también algo bueno.
Estaba lavando dos copas. Lo malo, fue que por salvarlas, rompí las dos, y lo bueno fue que todavía no había alcanzado a lavarlas.

*

Y supe tener hace muchos años un compañero de trabajo muy ingenioso. Teníamos uno de los jerarcas de turno, que era malísimo, y me quedo corto, y este compañero que supe tener me contaba así el accidente que este hombre tan malo había tenido con su automóvil:
Fue una desgracia con suerte, desgracia, porque no se mató, y con suerte, porque por lo menos se rompió un brazo.

*

Y tenemos el problema de los mensajes que nos cruzamos con la gente. Cuesta advertir los niveles, y captar las diferentes inversiones de energía que hace cada uno en el intercambio. Cada uno es dueño de no fijarse en estos detalles, para relaciones seguras entre iguales, que no son infrecuentes, o si es que está seguro de poseer energía ilimitada para uso y abuso de cualquiera.
Pero donde pudiera existir el riesgo de abuso, a mí me gusta prevenir, pensando de esta manera, que ha demostrado ser especialmente útil en el ámbito profesional, pero que puede aplicarse en defensa propia en otros ámbitos.
Si alguien me hace una pregunta por teléfono, se la contesto por teléfono.
Si me escribe dos líneas, le contesto con dos líneas.
Si me habla personalmente, le hablo.
Y si hace algo, entonces veo yo la posibilidad de hacer algo, más o menos equivalente en dedicación e intensidad.
Un brevísimo ejemplo práctico: alguien pide un presupuesto con lo primero que se le ocurre, generalidades, ideas vagas, y nosotros por necesidad, inseguridad, pensando solamente en hacer lo mejor, suplimos lagunas de información, generamos hipótesis, lo que sea, y trabajamos en un hermoso presupuesto, con toda la energía.
Eso termina mal, porque no hay relación adecuada en el esfuerzo que ponen ambas partes.
Todo el mundo encontrará ejemplos de esta clase.

*

El tema de la relación con lo que el otro hace se ve también en lo siguiente.
A veces sucede que hablamos y hablamos, y la otra persona hace y hace, mientras nosotros solamente estamos hablando y hablando.
Y pensamos que si hablásemos más todavía y si explicásemos mejor, la cosa mejoraría.
Y a veces eso funciona, cuando tenemos mucha suerte, y en general no funciona, pero eso es porque la cosa no tiene arreglo hablando, porque la otra persona ya está en otra pantalla, en la pantalla de hacer.
Entonces sería la hora de pensar en hacer algo, porque ya quedó atrás el tiempo de hablar.