lunes 11 de agosto de 2003

*
nunca supo si su espanto por las fiestas infantiles tenía su origen en los sucesos que producían los niños naturalmente cuando eran muchos;
o si su espanto por las fiestas infantiles se debía a lo que los adultos podían llegar a hacer allí en su loable intención de contener, agradar o entretener a los niños