2.3.2023.5

(…) a continuación se reveló el perfil de un delicado pájaro de plata de estilo grotesco, que se sostenía sobre una de sus patas en el centro de un círculo de bayas y hojas negriazuladas, con el pico de cobre bruñido. (…) A la deriva; Penelope Fitzgerald

2.3.2023.4

(…) —¡Qué bonito! —Sí. —¿Y el dragón? La sinuosa cola de un dragón, también dorada y de vivos colores, se enroscaba como una orla en torno al borde del otro azulejo. (…) A la deriva; Penelope Fitzgerald

2.3.2023.3

(…) Ambos azulejos estaban deteriorados en su reverso, y solo en uno de ellos se distinguían las letras NDS END, pero a Martha no le cupo la menor duda. —Son de Morgan, Tilda. Dos de una vez; dos en una mañana. (…) A la deriva; Penelope Fitzgerald

2.3.2023.2

—¿Por cuánto podremos venderlos? (…) Tilda observó con atención el pájaro de pico brillante y dorado; había algo en él que inspiraba cierto temor. —Será mejor que los guardemos. Podrían robárnoslos. (…) A la deriva; Penelope Fitzgerald

2.3.2023.1

(…) Con expresión grave, como tantos buscadores ante la presencia del tesoro, envolvieron en el anorak de Tilda los azulejos, que en seguida perdieron su lustre y volvieron a quedar cubiertos por una fina capa de fango. (…) A la deriva; Penelope Fitzgerald

2.3.2023

Ταράσσει τους ανθρώπους, ου τά πράγματα, άλλα τά περί των πραγμάτων δόγματα[2] [2] (…) Epicteto (…): No son las cosas mismas, sino las opiniones sobre las cosas, las que perturban a los hombres. << Tristram Shandy; Laurence Sterne Traducción Javier Marías