2.6.2023.6

No me había vuelto un amante de la naturaleza. Simplemente, me gustaba el mundo. Pero a los ojos de los mayores, y sobre todo de los más viejos, me estaba convirtiendo en una especie de traidor. (…) Dos ciudades Adam Zagajewski, 1991 Traducción: Jerzy Sławomirski & Anna Rubió

2.6.2023.5

(…) Porque no era apropiado admirar el mundo allí, en aquella ciudad accidental. Y yo me tomaba en serio algo que debía tratarse con distancia, altivez y desaire. Me había enamorado de las apariencias. (…) Dos ciudades Adam Zagajewski Trad. Jerzy Sławomirski & Anna Rubió

2.6.2023.4

(…) Las hojas de los árboles nacían en primavera, en verano presumían de su verdor esmeralda y de la perfección de su tela y corte, pero justo entonces, en el momento de máximo esplendor, dejaban de crecer, (…) Dos ciudades Adam Zagajewski Trad. J. Sławomirski & A. Rubió

2.6.2023.3

(…) se detenían, y no les esperaba sino la decadencia, las tinieblas del frío otoño, un aterrizaje humillante a la orilla de un charco, debajo del tacón de una bota, en la papelera, en la muerte. (…) Dos ciudades Adam Zagajewski Traducción: Jerzy Sławomirski & Anna Rubió

2.6.2023.2

(…) Las hojas de Lvov eran otra cosa. Eran eternas, infinitamente verdes e infinitamente vivas, indestructibles y perfectas; se movían con la ligereza y distinción de las aletas del delfín. (…) Dos ciudades Adam Zagajewski, 1991 Traducción: Jerzy Sławomirski & Anna Rubió

2.6.2023.1

(…) Su único defecto era la ausencia, o incluso la inexistencia. Pero la existencia no es un rasgo inmanente de las cosas; (…) Dos ciudades Adam Zagajewski, 1991 Traducción: Jerzy Sławomirski & Anna Rubió

2.6.2023

(…) ya Kant reparó en que cien táleros existentes no difieren en absoluto de cien táleros imaginarios. Dos ciudades Adam Zagajewski, 1991 Traducción: Jerzy Sławomirski & Anna Rubió