miércoles 24 de julio de 2002

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La misericordia es necesaria para el trato con nosotros, cada uno de los seres humanos, por el solo hecho de estar aquí beneficiándonos con transitar un camino más bien difícil.

Digo que la misericordia es un derecho, una necesidad, un beneficio de la cultura.

También para con todo el mundo no humano, tanto mientras sea gratis, como en aquellas oportunidades en las que practicar la misericordia tenga su costo. La verdad es que casi nunca es gratis.

Misericordia para uno consigo mismo, para empezar por los que más la necesitan.

Y misericordia para con todos los seres humanos, y no solamente para los que se hallan más en su casa en la enfermedad que en la salud.

Pero esto de la misericordia, que se vende como algo noble cuando se trata en general, es de lo más difícil de poner en práctica en los casos concretos, porque entra en conflicto muy a menudo con el propio derecho, con la justicia, con la ética, con la moral, con la religión, y con una legión de valores que a las personas siempre, siempre, siempre, nos parecen más importantes que la misericordia.