domingo 28 de julio de 2002

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Mi madre se quejaba del mal carácter de su única hija. Y me lo contaba a mí, que soy el hermano de la persona criticada.

Pero sé perfectamente que mi madre cuando habla con mi hermana se queja de mi mal carácter.

Fue por eso que el otro día le pregunté a mi madre si mi hermana y yo heredábamos nuestro mal de carácter de ella o de nuestro padre, a lo que ella contestó sin pensarlo:

de mi suegra.

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Los robos en Buenos Aires han dado motivo, entre otras cosas, a que algunas empresas se orienten a cobrar sus servicios por medio de los bancos. En virtud de ello ponen carteles en sus oficinas, que dicen:

en este local no se maneja dinero en efectivo.

Y yo pensé que en la Argentina los bancos declaran estar tan mal, que podrían aprovechar la tendencia y poner también ese mismo cartel.

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Algunos libros llamados de autoayuda señalan la potencia que asume para la vida de la persona tener objetivos claros, lo que muchas veces simplemente consiste en declarar los propios deseos, sin pararse a pensar si de momento parece posible o no el hecho de llevarlos a la práctica.

Y ese hombre declaró su deseo de cambiar de país hacia uno donde a él le parece que la gente es más civilizada, y pensó en una casa quizás en el campo, quizás junto al mar. Y lo expresó de este modo.

Yo lo digo, por si el Señor quisiera hacerme un regalo, para que tenga una orientación.