miércoles 8 de mayo de 2002

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Dice en el Dicionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot, Editorial Siruela.

Descanso semanal:

Como otros muchos aspectos existenciales, sean costumbres o instrumentos, aparte de su sentido religioso, el concepto del "descanso semanal" no nace de una necesidad material o empírica. Entre los hebreos, la observación del Sabbat, según Erich Fromm, no designa el mero reposo, sino algo mucho más profundo que una mera medida de higiene. En efecto, a causa de que el trabajo implica un estado de modificación, de guerra entre el hombre y el mundo, el descanso designa la paz entre el hombre y la naturaleza. Un día por semana (correspondiendo, en la analogía entre el tiempo y el espacio cósmico, a la idea de centro implicada por el sol entre los cielos planetarios, o por la tierra, en el sistema geocéntrico), se debe verificar la entera armonía espontánea entre el hombre y la naturaleza. No trabajando, el ser humano se arranca del orden de mutaciones que origina la historia y, consecuentemente, se libera del tiempo y del espacio, retrocediendo al estado paradisíaco. Este simbolismo explica, por el contrario, lo que Bell denominara "la ardiente actividad del rebelde", el odio instintivo a toda forma de descanso en el espíritu guerreador y enemistado con la naturaleza y el mundo de lo dado.

Tiempo:

Señala Berthelot que la ordenación del tiempo suele proceder de la del espacio, en especial la de la semana. Efectivamente, el conocimiento de las siete direcciones del espacio (dos por cada una de las tres dimensiones más el centro) origina la proyección de ese orden en el tiempo. El domingo -o el día de descanso- corresponde al centro y, por la relación que une entre sí a todos los centros, ligándolos al centro primordial o místico, al divino origen, ese día tiene carácter sagrado. El descanso expresa la inmovilidad del centro, mientras las otras seis direcciones son dinámicas. De otro lado, el centro en espacio y en tiempo no sólo se halla en estos dominios sino que puede encontrarse como aspecto espiritual. Por ello dice Elkin: "No debe pensarse que la época mítica es simplemente un tiempo pasado, sino también un presente y un futuro; tanto un estado como un período". A esa zona circular del centro corresponde en rigor lo inespacial e intemporal, lo no formado, es decir, la "nada mística" oriental, el agujero del símbolo del cielo chino, el Pi de jade. Eliade señala que, in illo tempore, todo era posible. Las especies y las formas no estaban fijadas, eran "fluidas". Indica este autor que el retorno de ese estado señala el fin de la temporalidad. La idea de que el tiempo (la semana) proviene de la organización del espacio, en realidad, debe ser sustituida por la noción de que son el resultado de un mismo principio. De acuerdo con ello, el espacio puede ser considerado conjuntamente con el tiempo. En el espacio se producen, a la vez que en el tiempo, las fases: no manifestación – manifestación – no manifestación, que constituyen el ciclo de la vida. Los egipcios simbolizaron o, mejor, vieron este proceso en el transcurso del sol y su viaje nocturno por el mar.

Juan Eduardo Cirlot.

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Había transcurrido una larga negociación con los representantes de varias asociaciones de empresarios de servicios fúnebres, y este hombre, por razones estrictamente profesionales, había estado negándose persistentemente a todas las solicitudes de esa gente.

Al cabo de unas horas, uno de ellos, algo fastidiado, queriendo distender el ambiente haciendo una broma, o hablando muy en serio, nunca se supo su verdadera intención, dirigiéndose a sus compañeros, señaló a quien estaba discutiendo con ellos y dijo en alta voz:

A éste, cuando pase por el trance, lo vamos a llevar por el empedrado.

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Shunryu Suzuki, Mente Zen, Mente de Principiante. Editorial Estaciones.

El tiempo y el espacio son una misma cosa. Uno suele pensar "debo hacer tal cosa esta tarde", pero en realidad no hay tal "esta tarde". Las cosas se hacen una detrás de la otra. Nada más. No existen un tiempo tal como "esta tarde", ni "la una", ni "las dos". A la una se almuerza. El almorzar es de por sí la una. Se estará en cualquier parte que sea, pero al lugar no se lo puede separar de la una. Para quien aprecie la vida, las dos cosas son una misma. A veces, cuando nos cansa la vida decimos "no debería haber venido a este lugar, habría sido mucho mejor haber ido a algún otro para el almuerzo, este lugar no es muy bueno". Uno se crea en la mente una idea del lugar separado del tiempo real.

…Cuando se separan la idea del tiempo y la del espacio uno se siente como si pudiera escoger.
…La verdad es que.. no se puede escoger.

Shunryu Suzuki