lunes 4 de febrero de 2002

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¿Dónde van los sitios como éste cuando mueren?
Pues siguen allí lo más tranquilas. Y son un lindo ejemplo de vida después de la muerte.
Para ser sitios que han muerto, se ven cosas bien interesantes.
Algunos ponen el cartel de cerrado. Otros han dejado de actualizar en fecha remota, sin dar ninguna razón para ello. Otros dejan una explicación, otros una cita, un comentario final, o un mensaje para los amigos, prometiendo volver, promesa en la que pocos creen, ni siquiera se la cree mucho el que la expresa.

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Quizás desapareceré del mapa de un momento a otro, también yo, como por arte de magia, así como aparecí en esta pantalla.
Desapareceré casi como si nunca hubiera existido, salvo algunas pequeñas huellas acá y allá.
Y me iré dejando en línea algún mensaje de despedida como los que comenté, para que permanezca eternamente, por siempre jamás.
Por ejemplo, podría tomar prestado este epitafio que se escribió a sí mismo en vida ese filósofo de la escuela de los cínicos, conocido como Crates de Tebas:
Tengo cuanto aprendí y medité y en santas lecciones
me dieron las Musas,
otras riquezas tragólas el humo.